RESEÑA SOBRE LA PELÍCULA NOVIEMBRE
NOVIEMBRE
Achero Mañas
19-10-2014
La película elabora un falso documental sobre el grupo de teatro Noviembre. Cuenta la historia de un grupo de jóvenes, en su mayoría madrileños, movidos por la pasión del teatro y por intentar cambiar el mundo a través de él. Su objetivo es cambiar los escenarios por la calle. No piden nada nada a cambio, solo ver la reacción de la gente y hacerla partícipe de toda la trama que ingenian para ese día.
La presentación de los personajes y el ritmo van marcados por las diferentes declaraciones de los mismos ya envejecidos, como si hubieran pasado 40 años. Ellos son los que cuentan en primera persona su historia en cuanto al grupo Noviembre. El protagonista es un joven murciano que se traslada a Madrid en la década de los noventa, para estudiar teatro pero se da cuenta que lo que realmente le mueve es representar en la calle, que es con lo que más aprende y lo que le apasiona de verdad. Por lo que acaba creando el manifiesto Noviembre con un puñado de amigos. Los personajes van desarrollando varias secuencias teatrales por las diferentes plazas madrileñas y terminan, inevitablemente, en comisaría. En el año 1999 realizan una secuencia llamada Atentado, que representa un atentado de ETA en plena calle. Esto hace que las autoridades tomen medidas y les denieguen que lleven a cabo este tipo de actividades.
La película hace una alusión directa a lo que está pasando ahora mismo en el panorama artístico, la censura por parte de la sociedad, las leyes establecidas y de lo políticamente correcto que hace que la esencia de lo artístico se vea traducido por beneficios económicos o se vea cohibida y censurada. El director hace una crítica contra los parámetros existentes en el campo artístico y como el arte libre sin ataduras se queda simplemente en una idea utópica. El hecho de que la historia acabe con un trágico final hace pensar que por eso es recordada como algo único, como cuando un pintor en vida no vende nada y llegada su muerte y sus pinturas se revalorizan de manera desorbitada.
Reseña sobre la película Deseando Amar
DESEANDO AMAR
Wong Kar-wai
18-10-2014
El argumento de la película se desarrolla en Hong kong en los inicios de la década de los años 60. Los actores principales, un redactor de un periódico local y una secretaría que viven en una casa con habitaciones de alquiler. Ambos apenas ven a sus respectivas parejas, por lo que poco a poco van fijándose el uno en el otro.
La historia va tomando forma cuando se van dando cuenta de lo que sienten ambos protagonistas. Un amor contenido que nos tiene en vilo toda la película. En ella llama la atención las repetidas siluetas femeninas de espaldas que aparecen. El detalle del atrezzo, la cantidad de objetos que aparecen en una misma escena y la delicadeza que se palpa en cada secuencia. La iluminación es lo que más me ha gustado con sus altos contrastes, dando mucha importancia a los colores. Respecto a los planos, tienen poca profundidad de campo haciendo que los personajes destaquen sobre el fondo.
Es de esas películas que cuando las ves dices “vaya... ¿esta banda sonora es de esta película?, ¡y yo sin saberlo!” La música forma parte esencial para el desarrollo de la trama. Marca el ritmo de la historia de amor entre los personajes, jugando con la ralentización de escenas clave para dar el toque de atención de que algo está pasando. Otro punto importante que cabe destacar es que los personajes están “americanizados”. Podría tratarse perfectamente de una película con actores europeos o americanos porque salvo en pequeños rasgos o detalles como en la comida o el vestuario de algunas de las mujeres, todo sigue una moda y una dinámica que recuerda poco a lo oriental.
A medida que iba pasando los minutos, me di cuenta que estaba ante la inspiración de muchos de los anuncios de moda de marcas conocidísimas. Grandes multinacionales como El Corte Inglés han utilizado este tipo de ambientación, aunque no son los únicos. Loewe también hizo referencia en su anuncio de la fragancia Quizás, Quizás, Quizás donde los parecidos son palpables, tanto en la banda sonora como en la iluminación ambiental del spot.
En definitiva, el argumento contenido de esta historia de amor al principio me llegó a agobiar. Sin embargo la estética hizo que no me aburriera pasados los primeros 20 minutos. Es una película totalmente recomendable.
Algunos de los anuncios a los que me refiero:
Quizás Loewe
El Corte Inglés
Estenopeica positivo
"Puerta jamas fotografiada Escuela de Arte de Sevilla" 1,20 minutos de exposición. |
"Muerte por freezing" 5 minutos de exposición |
"Zipi Zape" 40 segundos de exposición |
Aquí os dejo unas cuantas de fotos estenopeicas pasadas a positivo hechas con mi cámara de café.
RESEÑA SOBRE LA PELÍCULA CIUDAD DE DIOS
CIUDAD DE DIOS
Fernando Meirelles
16-11-2014
"Lucha y nunca sobrevivirás... Corre y nunca escaparás...". La vida, el ir y venir en medio de las favelas brasileña. En medio un chaval de unos 15 años empeñado en ser fotógrafo, y justo en el centro de la lucha comienza la película. En un bando, pistolas de una pandilla; en el otro las de la policía. Buscapé, el protagonista, en el centro de ambas. Así comienza la película que cuenta cómo en un suburbio de Río de Janeiro crece el tráfico de drogas y la violencia hasta llegar a imponer su ley.
La timidez del protagonista y su delicadeza contrastan con la brutalidad que le rodean. Los asesinatos, los disparos, el crimen. Pero él tiene una meta; convertirse en fotógrafo. Precisamente la película se compone a base de momentos que forman parte de fotografías, de “instantes decisivos” de Cartier-Bresson en medio de la batalla, o de estudiados posados de las guerrillas al frente del objetivo del joven Buscapé que terminan en portadas de los periódicos nacionales. El ritmo del montaje es admirable. Tanto que en 2003 estuvo entre los candidatos al Oscar en esta y las categorías de director, guión adaptado y fotografía. No da tiempo a pestañear más de tres veces seguidas sin que haya pasado algo que dé un nuevo giro a la trama. La utilización de la música, la sutileza que incluso lleva a mostrar la belleza entre lo terrible.
“Pero que no salgan pistolas en la foto”
Una de las curiosidades que envuelve el fenómeno Ciudad de Dios es su cartel de presentación. La fotografía más destacada de la película presente en la imagen que la han llevado por medio mundo es la que muestra a la banda de Zé Pequeño empuñando sus pistolas. Sin embargo en la versión de Estados Unidos se modificó de tal forma que no se vieran las armas. Violencia sí, pero no en las fotos.
Reseña Sobre la exposición de Manolo Espaliú
MANOLO ESPALIÚ
El fotómata
03-10-2014
El pasado viernes en la noche en blanco sevillana fuimos a ver varias exposiciones de fotografía los alumnos de 1º de Fotografía Artística de la Escuela de Arte de Sevilla.
Una de las exposiciones que fuimos a ver fue la de Manolo Espaliú en la galería Fotómata.
Manolo Espaliú nació en Sevilla en 1970, se formó como arquitecto aunque su trayectoria profesional está más enfocada en el ámbito de la fotografía y el arte.
A lo largo de su andadura profesional, ha realizado varias colaboraciones con los medios de comunicación trabajando de fotógrafo pero no es hasta 2012 donde consigue el premio Nuevo Premio Talento de Fnac en el que nos centraremos para realizar la reseña.
El autor sevillano nos muestra su obra “42º C” cuyo título hace alusión a las altas temperaturas que alcanza la ciudad en verano donde plasma el ambiente y a la gente que hay en sus calles y como éstas combaten en el calor. Esta obra, premiada en 2012 por el nuevo premio Talento de Fnac, representa las diferentes acciones de la vida cotidiana de la gente en la calle sometidas a ese insoportable calor que caracteriza el clima sevillano en verano. Las fotografías tienen un alto contraste entre claroscuros, con los colores muy saturados y manteniendo el anonimato de las personas que salen en la escena.
La obra de Espaliú recuerda a la iluminación más propia de proyectos cinematográficos pero que en fotografía estática queda muy estético aunque un tanto siniestro.
Personalmente la exposición me gustó por el juego de luces subexpuestas que hace Espaliú con los diferentes personajes representando así de forma diferente acciones que hacemos en cualquier momento si fuéramos nosotros los protagonistas de la fotografía.
Historia inventada sobre una foto
Nosferatu el Vampiro |
Giró el pomo de la puerta y entró. Con un movimiento sigiloso cerró la puerta acariciando la fría y áspera madera y acercó su mejilla tanto que podía sentirla como una extensión más de su propio cuerpo. De repente se dio la vuelta con un movimiento casi mecánico. Aún pegado al bloque de madera, echó un vistazo a su alrededor. Parecía fatigado. Olía a polvo almacenado de años, a una mezcla entre incienso, humedad y sudor. Alumbraba una antigua lámpara forjada en una de las esquinas de la habitación, proporcionando unos rayos luminosos casi metálicos, envolviendo todo a su paso como de una manta arácnida se tratase.
Al otro extremo de la habitación una vieja mecedora de roble con una roída manta negra reposada en uno de sus brazos. Y frente a ella un espejo tapado con una tela del mismo color de la manta.
Justo en el centro, un gran ventanal cubierto por unas cortinas roídas que no dejaban pasar ni un solo rayo de luz. La lámpara era la estrella solista, la protagonista lumínica de la habitación. El personaje se despegó de la puerta y fue hasta la mecedora. Frente a ella, y sin sentarse miraba fijamente al espejo tapiado. No podía ver nada más que una tela negra de lino tan áspera y arrugada como su viejo rostro. Pasado unos minutos flexionó sus rodillas y se dejó caer en la vieja mecedora que le respondió con un crujido mortífero.
Estiró las piernas. El viento susurraba entre las vigas de madera del techo. Cogió la manta y se cubrió todo lo que pudo. No obstante el viento que se colaba entre las grietas, le acariciaba provocándole un leve escalofrío placentero. Poco a poco su pestañeo era más pausado y su respiración más profunda. Ya, con los ojos cerrados, escuchó un sonido al lado de la ventana. Agudizando su oído y sin abrir los ojos sabía que era ella, una de las ratas que se colaba desde el desván. La llamaba Dipsy, como la ratita protagonista de aquellos dibujos animados que solía ver su hijo en la hora de la comida, aunque ésta no vestía de rosa ni era tan educada como la que él llevaba en su recuerdo. Una lágrima brotó de uno de sus ojos, deslizándose poco a poco por sus fracciones, pero no llegó demasiado lejos. Su piel estaba tan seca que absorbió toda su pena sin dejar rastro alguno.
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